jueves, 31 de julio de 2008

Atascada.


¿Y creían que era una perra? Soy una diosa.

viernes, 25 de julio de 2008

i-REALIDADES

Llegaron en menos tiempo del esperado. La ansiedad era tal que el esposo manejó irritado, pues debía recordar que sus dos hijos estaban en el asiento trasero.
Ella se despojó de la larga playera que le llegaba casi a las rodillas, y entró en el agua cargando a la pequeña que lloraba; nadie sabe si el llanto lo provocaba la inmensidad del mar, pues tan pronto notó que su hermano perseguía y era perseguido por las sibilantes olas cesó el llanto y se soltó de los brazos de su madre, quien observó el correteo de sus hijos entre las barbas de las olas, la oscura orilla a la que llegaban sin romper tras haber perdido la fuerza, el hilo de los cometas que nacían en esa oscura arena y se estiraban hasta llegar al cielo.
Una bandada de gaviotas tropezó con los cometas, y al esquivarlos entretejieron una deliciosa danza, en la cual sus ojos se perdían, suspiró y bajó la vista lentamente para ver romper el cielo y el mar en el horizonte...


Recordó a su hija cuando la vio flotando inerte, bailando al vaivén de las olas, como las danzantes gaviotas en el cielo.

lunes, 21 de julio de 2008

Y ya tengo veinte...

Esta suave ceguera que me envuelve cuando pienso en que nunca lo olvidaré suele ser fastidiosa. Debo dejar de extrañar ser alguien importante en su vida. Ser alguien en su vida. Re-armar ésta mi vida donde no estás. (No sé cómo, siempre te escribo).Anoche me dijo algo que yo había pensado: sucedió y ni me di cuenta cuándo. Supongo que ahora sí estamos perdidos. Al menos yo sí. Ya sabía que había acabado, pero cuando lo mencionó cobró forma, se hizo tangible. Es real. Sé que está mal, pero te voy a querer toda mi vida. Aquí me quedo sin avanzar. La tarde no llueve, pero la mañana sí. Y mis ojos también.

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martes, 8 de julio de 2008

Robo de letras

Coleccionista ávida de trofeos y medallas al pecho, que te convierte en nada más que un pedazo de carbón con todas las oportunidades de brillar, oprimido por un puño cíclicamente gentil. Y qué pasa cuando la jaula de oro se vuelve tóxica? Cuando la presión dactilar es insoportable? Dejas de lado el miedo (o tal vez el amor), ganas un poco de claridad en tu mente y tratas de escapar… -“Escapar de ti hoy para poder amar después… pero después sólo estarás tú. Tú, nuestra violencia y la gentileza de tus ciclos. Después… a llorar muchachitos, que si no duele no amas. Míranos aquí, se repite la escena del beso empapado, que pena no tener otro guión…” Decides quedarte, por todo lo bueno que has tenido ahí. No importan los desniveles, te quedarás hasta el final del tortuoso y burlesco camino con la ilusión y única motivación de que al final todo estará bien: dormirás bajo querubines y nada te hará falta. Pero se necesitan 2 para el más mínimo coro; Y entonces que pasa cuando tu respaldo te dice que no es necesario viajar en el mismo vagón? es más, que no van a la misma estación; Sufre, ni siquiera cantan la misma canción!... Y entonces que pasa eh? La inminente ira, las puteadas y las ganas de no verle… Obvio! Y la necia humanidad preguntándose en que la cagó; o por qué no fue suficiente arrancarte la voluntad y el corazón para mantener sus ojos fijos en tu pecho hundido y tu cuerpo reptante? Aunque parezca inhumano, desde esa situación eres capaz de preguntarte lo mismo una y otra vez…
Finalmente la resignación… la confesión de debilidad, amoro-dependencia y confirmación de ceguera que te abstrae del mundo. –“Esta bien, vete… pero te necesito. Sin ti, la vida son solo coincidencias intrascendentales…”

“Babe, someday I'll break downBabe, don't break, I might drownBaby at this rate, time should slow down...”
G.Z.

Gracias por los montones de letras que fueron para mi, y por las demás también.

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lunes, 7 de julio de 2008

Intermitencias

El tiempo pasa lento. Las viejas heridas que se abren dejan escapar exudados hechos de pelusa, memorias pasadas, agua (mucha agua), madrugadas azules, y dolor. ¿Y qué hacer cuando el gris del cielo se te pega a la piel? Ni para ir al oxxo por unas galletas de queso que siempre alegran la vida, o salir a caminar sin que la lluvia te exima de contraer una pulmonía. Pones tus canciones más tristes, coges la frazada de siglos y te arrellanas en el sofá o cama más cercana. Tarareas al infinito aquella rola que te hizo sentir en las nubes y aún ahora te sigue revolviendo las entrañas.

Revíentala. Sácale todo el pus a la herida. Ciérrala y deja que cicatrice. Al fin y al cabo los recuerdos que le brotan son sólo eso.


Carajo. Y todo por haberme empapado en el camino.


(Ánimo I. coli, algún día tendrás la medianoche soleada).