miércoles, 18 de junio de 2008

18 de junio, 2007.

Y, sin embargo, existe una barrera entre nosotros que no sólo es física
(yo rehuyendo de tu presencia)

sino psicológica
(tu imposibilidad de revelarte).

Haga lo que haga, no me permites entrever, ni siquiera atisbar, la dirección de tu deseo. Charlamos durante horas, pero como pocos, disimulas todo lo que te ocurre. Tu obsesión es mantenernos a la distancia –a todos los que hemos intentado quererte-. Imponerme tu misterio (o tu silencio). Tus actos son las letras impresas de un texto, y tú, su autor, perteneces a otro mundo.

Las criaturas más tristes no
son aquellas incapaces de amar
sino las que,
como tú,
ni siquiera resisten ser
amadas.

Quizá sólo
ocurre que,
al escribirte,
poco a poco
me libro
de ti.

(Aunque, con sinceridad, creo que me equivoco al pensar que no te tengo a causa de tu ingobernabilidad).

De Jorge Volpi, en El fin de la locura.

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